Desde niña veía seres de luz (pensaba que todos podían verlos). Luego, a los cinco años dejé de verlos y hasta mis veinticinco volví a verlos con frecuencia. A mis veintiocho, uno de ellos me salvó de la muerte... ¡Y eso cambio mi vida por completo! Fue en ese momento cuando desperté definitivamente a una nueva conciencia y obtuve la certeza de que hay otros mundos, seres de luz y planos más sutiles de existencia. Con el tiempo comencé a percibir visiones angélicas, las cuales intenté plasmar en pinturas. Ha sido una labor sublime que ha traído muchas bendiciones a mi vida. Si deseas ver mis pinturas, entra aquí.

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Mi número natal es 33, que reducido a seis, me vincula al arcano

“los enamorados”. Esto, junto a mi configuración astrológica apuntan a la tarea de realizar parte de mi aprendizaje vital y de mi transformación interior a través de mis relaciones de pareja. Y ha sido así... He vivido cuatro bellas e intensas relaciones, con cuatro maravillosos compañeros. Ha sido un camino muy hermoso y muy transformador.

He aprendido mucho y he logrado construir, a través de los años juntos, un vínculo entrañable de amistad y confianza con cada uno de ellos, lo cual los ha convertido en mi familia del alma. Así, he aprendido que el éxito en el amor no implica necesariamente vivir toda una vida juntos, sino comprender que somos almas y, que a veces, nuestro destino o propósito evolutivo nos puede conducir por caminos diferentes, y sin embargo, el vínculo de amor y amistad seguirá ahí, vivo entre nosotros siempre.

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