Hoy 26 de noviembre iniciamos (e iniciamos muy bien) un nuevo ciclo Lunar que nos convoca a trabajar con la energía de Sagitario. Este nuevo ciclo, de seis meses de duración, nos dará sus frutos al acercarnos al próximo 5 de junio de 2020, momento en el cual habremos cruzado ya los tan esperados portales de las próximas conjunciones: el próximo 12 de enero de 2020 tendremos la importante conjunción Saturno-Plutón en el grado 22° de Capricornio (la cual se da cada 33 años) y, en abril, la de Júpiter-Saturno en el mismo signo.
Este novilunio Sagitariano (en el grado 4) inicia muy bien porque está impregnado por la conjunción Venus-Júpiter, es decir que la benéfica, sabia y expansiva energía del regente de Sagitario está fusionada con la energía de la diosa del amor, la belleza y la abundancia, que se encuentra en el signo de tierra regido por Saturno, desde el cual nos convoca a mirar hacía el futuro (Sagitario), para determinar y fijarnos una meta que es muy necesaria de cara a los tiempos que estamos viviendo, los cuales nos reclaman una respuesta responsable, disciplinada y constante (Capricornio).
Además, dicha conjunción está alineada con nuestro centro galáctico
(a 28 grados de Sagitario), brindándonos una energía especial que puede propiciar un importante movimiento de consciencia, tanto a nivel individual como colectivo. Nos trae oportunidades de aprender cosas nuevas, de viajar, de ampliar nuestros horizontes, pero sobre todo, de cargar nuestras pilas con su gran energía de confianza y de optimismo.
Se podría decir que los Cielos nos están brindando en este momento todas las facilidades y la valiosa oportunidad de preparar una tierra fértil para sembrar las semillas que nos darán dulces frutos, a manera de una nueva cosmovisión, una nueva filosofía de vida o una nueva verdad. Pero no cualquier nueva verdad, sino una que estará en armonía con nuestro propósito vital, con nuestra energía Solar, con nuestra madre Tierra y con el plan universal. Este es el regalo que promete este novilunio. La única condición que los astros nos imponen antes de saborear este fruto es la de atravesar e iluminar las profundidades de nuestra propia oscuridad.
Probablemente habremos podido vislumbrar una pequeña parte de esto durante el tiempo en que Mercurio ha estado retrógrado, que terminó hace unos días, el 20 de noviembre. Sin embargo, el trabajo duro nos espera durante los próximos meses de finales de ciclos, con las conjunciones que involucran a Saturno, Plutón y Júpiter en Capricornio, más los eclipses que se aproximan. Y es que antes de poder descubrir la gran Verdad que subyace detrás de la vida, hemos de atravesar el portal de aquello que denominamos Muerte (la energía de Escorpio).
Lo mental (Mercurio) y la acción (Marte) forman un equipo escorpiano durante esta Luna Nueva, indicándonos que algo ha de transformarse: algo debe de morir en relación a la forma en la que hemos venido pensando y funcionando hasta ahora. De modo que durante los próximos meses tendremos la oportunidad de transformar, de soltar, de abandonar o dejar morir viejos patrones de pensamiento y formas de actuar (hábitos) que han forjado infructuosas estructuras dentro de nosotros y que ya no nos sirven!... Al contrario, que actúan en nuestra contra (Nodo Sur-Saturno-Plutón en Capricornio).
“Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos.
Cuida tus actos, porque convertirán en tus hábitos.
Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino.”
Mahatma Gandhi
Y dado que una de las configuraciones que incluye esta Luna Nueva es la oposición que forman Marte (la acción, la toma de decisiones, el impulso de iniciar algo nuevo) en Escorpio y Urano (los grandes cambios y revoluciones) en el signo de Tauro (el cuerpo, la naturaleza y tierra), podemos concluir que uno de los llamados más importantes que este novilunio nos hace es el de reconsiderar seriamente la forma en la que pensamos y actuamos manera habitual… manera tal que nos está llevando colectivamente a ciertos límites que resultan verdaderamente peligrosos para nosotros como humanidad y que hemos sobrepasado debido a nuestra inmadurez como especie de formas brutales e inconscientes, dañando seriamente "nuestro" planeta. El nodo Norte en Cáncer nos indica una dirección muy clara: cuidar nuestro único y maravilloso hogar: la Tierra.
Neptuno, que acaba de entrar directo hace unos días, nos ayudará dándonos la oportunidad de conectar con aquello que se había quedado hundido en las profundidades del inconsciente individual o colectivo. Nos bañara de inspiración e intuiciones espirituales que nos traerán esas sensaciones y emociones que facilitarán la revelación acerca de cuál es esa nueva cosmovisión, o nueva verdad, que hemos de descubrir durante la transformadora travesía que nos espera.
Sin embargo, si sembramos de manera deliberada las semillas Sagitarianas que esta Luna Nueva nos ofrece, tendremos la gran ventaja de contar con una fuente de esperanza y de bienaventuranza a la cual anclarnos en caso de que nos asalten tiempos difíciles durante el final de año o al inicio de la nueva década.
El trígono que formarán Urano y Júpiter, a partir del 28 de noviembre nos apoyará en fortalecer nuestra capacidad visionaria y futurista, brindándonos nuevas y esperanzadoras ideas, inspiraciones, impulsos (a veces casi eléctricos). Estos impulsos serán una lluvia de bendiciones muy convenientes ya que serán el bálsamo necesario para cargar fuerzas, confianza y esperanzas que nos prepararán para adentrarnos en la densa época capricorniana que nos espera durante diciembre y enero, que nos llamará a confrontar algunas duras realidades, responsabilidades y tomas de consciencia, todo en pro de nuestra sanación y evolución. Así que allá vamos.
¡Feliz siembra Sagitariana de Luna Nueva!
Laura Camacho
Astrología Humanística & Coaching Transpersonal
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