El pasado 20 de marzo tuvimos una Luna Llena a cero grados del signo de Libra. Y este 19 de abril una segunda Luna Llena, nuevamente en el signo de Libra, nos bañará con su luz, pero esta vez a 29 grados. Pareciera que el reiterativo mensaje no quiere quitar el dedo del renglón en cuanto a hacernos observar la importancia de la energía de Libra, al quedar abarcado el signo completo entre lunación y lunación. El mensaje es muy claro: el equilibrio y el sentido de justicia se vuelve tan fundamental como urgente en estos momentos, tanto a nivel planetario, como a nivel social y político, y por supuesto, a nivel individual.

Curiosamente, la configuración que el cielo nos ofrece en esta segunda Luna llena en Libra es una “flecha”, formada por el Sol a 29 grados de Aries y Urano a 2 grados de Tauro, ambos en oposición a la Luna a 29 grados de Libra, y estas tres energías en tensión de cuadratura hacia el conjunto Plutón-Nodo Sur-Saturno a 23, 21 y 20 grados de Capricornio respectivamente. Esta flecha es una imagen simbólica que nos remite de inmediato al signo de Sagitario, energía que simboliza el escalón evolutivo previo a la conciencia de Capricornio.
Observamos además que la punta de la flecha es nada más y nada menos que el punto focal de una “T cuadrada” que apunta a Plutón de manera más exacta, aunque por orbe, se incluyen en el paquete también las energías de Saturno y el Nodo Sur. Ese es el punto de mayor tensión y al que esta configuración estelar nos llama a prestar atención en nuestra carta natal a nivel personal: los grados 20-23 de Capricornio.

Energía clave del mensaje de esta Lunación
Este punto focal se encuentra en Capricornio, signo que ocupa la posición más elevada del Mapa Zodiacal, y nos recuerda que esta energía arquetípica representa el punto máximo del desarrollo del ser humano a nivel individual y las metas espirituales más elevadas que éste puede alcanzar. Desde el punto de vista astrológico, Capricornio marca el comienzo de un nuevo cuadrante que, bajo la perspectiva espiritual, indica el inicio de un nuevo estado de conciencia. Simboliza en consecuencia el estadio final de un proceso de desarrollo y el principio de un nuevo ciclo. Un ciclo que deja de lado lo individual para adentrarse y entregarse a lo colectivo. Simbólicamente, podemos observar por ejemplo como celebramos una y otra vez el fin de un año y el comienzo de uno nuevo bajo la energía de Capricornio.

Por lo tanto, desde el punto de vista espiritual, el signo de Capricornio es un símbolo de iniciación. Adentrarse en el camino de Capricornio implica estar preparados para comenzar un viaje en el que, mediante la energía de la voluntad, obtendremos poder y autoridad espiritual como seres humanos, y nos liberamos de las influencias ajenas y las presiones externas. No obstante, esto solo es posible con un nivel de autoconciencia evolucionado que exige una capacidad de pensamiento independiente y el haber adquirido una concepción del mundo y una ética propias (cualidades que se desarrollan en el estadio previo de conciencia, en Sagitario).
Los textos esotéricos describen a Capricornio como un momento evolutivo del viaje del alma a través de un proceso que conduce a una “estabilización de conciencia”. Esto se manifiesta en forma de una individualidad integrada, que se sostiene por sí misma. Y es que la individualización y el proceso de llegar a ser uno mismo dependen del buen funcionamiento de la voluntad, ya que ésta permite unificar los distintos elementos de nuestra naturaleza humana en una unidad funcional que produce la formación de una nueva personalidad cada vez más consciente, más equilibrada, más elevada. La fuerza de voluntad es una de las virtudes de Capricornio, mediante la cual podemos desarrollar nuestros talentos y capacidades potenciales, y podemos eliminar nuestros defectos o cualidades no deseadas con esfuerzo y perseverancia, hasta que aparece una forma más refinada y perfeccionada de nosotros mismas que está en autentica sintonía con nuestro verdadero yo interior (nuestro ser superior o esencia solar).

Liz Greene, en su libro Un nuevo enfoque de un viejo diablo, afirma que en muchos casos Saturno parece estar relacionado con las circunstancias dolorosas que, a primera vista, no están causadas por ningún fallo o debilidad por parte de la persona, sino que sencillamente “suceden”, por lo cual este planeta ha obtenido el título del “Señor del Karma”. Esta calificación más bien deprimente sigue enganchada a Saturno a pesar de que una de las enseñanzas más antiguas y persistentes lo denomina “El dueño del Umbral”, el guardián de las llaves, a través del cual (y sólo a través de él) podremos obtener la libertad mediante la comprensión de nosotros mismos.
Así, este plenilunio nos llama, a través del punto focal de su T cuadrada (Saturno conjunción Plutón-Nodo Sur, los tres en Capricornio), a sacar la basura de casa de una buena vez (Plutón), a de dejar atrás (Nodo Sur) nuestro egoismo y todas las estructuras, hábitos insanos, creencias limitantes o cualquier circunstancia o relación que nos impida desplegar nuestra esencia solar individual (Sol en Aries cuadratura Saturno). A dejar también las regresivas y cómodas tendencias a vivir en desequilibrio, a dejarnos llevar por la inercia, a caer en excesos de autocomplacencia, a vivir al servicio de una sociedad superficial y, en definitiva, a abandonar cualquier cosa que impida que nos ocupemos de nuestras más importantes prioridades personales en favor de nuestro propio desarrollo evolutivo.

Sin embargo, con el Sol en Aries conjunto a Urano, hemos de evitar caer en la impaciencia, queriendo obtener resultados espontáneos con muy poco esfuerzo. Los cambios que son necesarios y que deseamos ver en nuestras vidas no sucederán de manera rápida o mágica. Será mejor tomar conciencia de que ese punto focal en Capricornio nos advierte que hemos de armarnos de paciencia, perseverancia y disciplina para poder cambiar a mejor nuestra realidad. Y es que muy probablemente el cambio que ha de establecerse en nuestra vida sea profundamente transformador y también de carácter permanente, y ello implica un largo camino por delante en el cual hemos de trabajar y esforzarnos constantemente, poco a poco, hasta alcanzar la cima de la montaña.
Esa cima puede bien significar el ser capaces de dejar (¡por fin!) una relación infructuosa; o ser capaces de dejar a una serie de malos hábitos alimenticios para (¡por fin!) lograr anclar un estilo de vida saludable; o puede ser que finalmente te des cuenta de que ese trabajo que te mantiene constantemente en estado de frustración no vale la pena conservarlo, pero que antes de dejarlo tienes que realizar un esfuerzo para hacerte de una nueva oportunidad a la cual poder dar el salto. Observa simplemente y de manera valiente y honesta ¿cuál situación sientes que exige un cambio si o si en tu vida de manera urgente? (podrás saber de qué se trata en tu caso concreto mirando el lugar en donde te caen los planetas ubicados en los vértices de la figura triangular o “T” cuadrada de esta Luna Llena).

Con Marte (regente del Sol en Aries) en cuadratura con Neptuno, hemos de tener especial cuidado en comenzar a dar pasos o a planear cambios que no sean lo suficientemente realistas, pues Marte está en Géminis y sentirá el impulso ¡de actuar ya!, pero como se puede perder entre varios caminos o diversas posibilidades, habrá que revisar constantemente si tenemos los pies sobre la tierra o si nuestras ideas evolutivas se tornan demasiado “voladas”.
Venus por otro lado, al estar en Piscis, nos puede fácilmente hacer sentir que no nos apetece nada comenzar un camino cuesta arriba, de madrugada hacía la fría cima de la montaña si podemos quedarnos “calentitas” en la cama recordando placenteros sueños o tumbadas en la comodidad del sofá de nuestra zona de confort. O bien, como a partir de este 20 de abril entra en Aries, puede contribuir a generar en nosotros sentimientos de ansiedad e impaciencia, haciéndonos sentir que deseamos simplente seguir a nuestro aire y hacer lo que nos apetezca.
La Luz proviene del Sol, e ilumina a la Luna en Libra, tornándola llena de energía que brilla y nos llama a encontrar el equilibrio perfecto. No se trata de polarizarnos en rígidas disciplinas que nos quiten el entusiasmo de Vivir (Venus cuadratura Júpiter en Sagitario), ni tampoco de quedarnos estancados en un polo cómodo, autocomplaciente, superficial y aparentemente armonioso (Luna en Libra).
Comenzar a andar y dirigirnos a hacia la cima de la montaña forma parte de nuestro proceso evolutivo y este sólo puede tener éxito si como individuos desarrollamos y nos anclamos en nuestro propio centro y nos damos cuenta de que esa voluntad que necesitamos para lograrlo yace dentro de nosotros mismos. El sol en Aries nos habla de un centro solar fuerte, con un impulso capaz de integrar y sintetizar la voluntad para conseguir el proceso de toma de conciencia del propio yo soy. La individualidad (Aries) consciente y sintiente de que no está sola ni aislada (Libra), sino de que forma parte de un colectivo del cual es también responsable (Capricornio).
¡Feliz cierre de ciclo e inicio de nuevo camino!
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Laura Camacho
Astrología Humanística & Coaching Transpersonal